viernes, 29 de octubre de 2010

Vivencias

Mi papá solía contar que esta blogger a la tierna edad de 3 años y medio, mientras construían la casa en la que vivimos, escuchaba a un herrero explicarle a su hijo de 12 años como hacer para doblar exactamente por la mitad unas barritas de acero que servían para alguna parte (vaya a saber uno cuál, yo no entendí) del armazón de las columnas de hormigón. 

Al terminar la explicación el herrero continúa debatiendo con mi papá acerca de otros temas "constructivísticos" que es al pedo explicar porque pocos entenderíamos, en fin.

Pasado un rato los dos voltean a mirar al hijo del herrero que no conseguía doblar las barritas con la técnica de su papá, y la futura blogger que lo observaba -metida ella, tal como lo es ahora la Bú- tomó una del suelo, calculó la mitad de la pequeña barra con los dedos cómo era debido, la apoyó sobre una viga y la dobló, luego se la entregó al nenito sin decir una palabra.

Es el recuerdo más lejano que tengo (aunque no sea propiamente mío) de mi casa. Y durante 24 años más acumulé recuerdos que no puedo poner en la maleta para irme esta tarde, cuando llegue el señor que llevará mis cosas a la que será MI NUEVA CASA, lejos ya de mis padres y mi hermano.

Dirán que ya era hora (y con razón!), pero aunque era ya más que esperable que esto pasara, supongo es normal el nudo en el estómago y el dolor en el pecho por la emoción y el temor que siento!